In: Notas y prensa

El pasado 13 de diciembre tuve la oportunidad de compartir micrófono en el foro “Utopía del Desarrollo Económico: la ciudad que soñamos”. Si bien me enfoqué en manifestar la importancia de la educación financiera, en el tintero dejé un tema que me parece esencial: el impacto de la gobernanza digital en el desarrollo social.

La gobernanza digital nos involucra a todos: gobiernos, organizaciones y comunidades en general. En un mundo en el que la tecnología reemplaza tareas y simplifica procesos, resulta crucial contar con un marco de gobernanza efectivo que fomente la inclusión y proteja los derechos digitales: desde la salvaguarda de datos personales y la ciberseguridad hasta la regulación de plataformas en línea y la garantía de un acceso equitativo a la tecnología.

En la vida cotidiana, hacemos uso de diversas herramientas tecnológicas que necesariamente requieren de una gobernanza sólida. Considero que las más importantes son:
ig data o análisis masivo de datos: es el análisis de grandes volúmenes de datos con la finalidad de darles sentido para generar proyecciones y prospectivas.

Inteligencia artificial (IA): los modelos de inteligencia artificial son sistemas computacionales que generan patrones —los cuales suelen ser difíciles de apreciar por las personas—por medio de tres procesos: percepción (capacidad de un sistema informático para entender creaciones humanas), razonamiento (capacidad de analizar y arrojar inferencias con la información que se le dé) y acción (capacidad de realizar tareas en el entorno digital).

• Robótica: son máquinas con grados altos de autonomía en la realización de sus tareas (transportes autónomos, drones, fábricas, etcétera). Estos robots tienen una capacidad similar a los que desempeñan los humanos.

Los avances tecnológicos disruptivos plantean desafíos complejos que requieren de cooperación y respuestas globales, de nuevos tipos de organización social.

La integración de tecnologías en la gestión de asuntos públicos, así como en los procesos de las empresas privadas, no es una novedad. Sin embargo, en países en vías de desarrollo, la ola de avances digitales trae consigo beneficios, pero también nuevos problemas. Por un lado, suele fortalecer de manera positiva la democratización, la eficiencia y las oportunidades en la provisión de servicios; pero también es real el riesgo de perpetuar y acentuar disparidades sociales.

Por supuesto, el mayor de los riesgos es la exclusión masiva de trabajadores que no cuenten con la capacitación en el uso de las tecnologías, así como la limitación de oportunidades para grupos específicos como jóvenes y mujeres. La solución está en fortalecer la educación media superior y superior para formar mano de obra calificada, así como promover una mejor y más fructífera relación entre las instituciones educativas y las empresas (desarrollando el modelo de educación dual, por ejemplo). Además, el papel del Estado recae en la creación de marcos normativos más flexibles para que los usuarios y la iniciativa privada puedan adaptarse de manera más rápida a esta nueva ola digital. Es solo mediante la educación que podemos aprovechar la tecnología, escalar en la gobernanza digital requiere de no perder el enfoque de nuestras políticas: el cuidado y la búsqueda de la felicidad.

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